En el
primer apartado de Palimsestes,
Gerard Genette, desde una taxonomía para nada nueva pero sí más precisa,
reconsidera cinco conceptos para el análisis narrativo estructural de
cualquiera obra literaria; tales conceptos son: intertextualidad,
paratextualidad, metatextualidad, architextualidad, hipertextualidad. Daré
paso, pues, a una breve ejemplificación de cada uno de los conceptos
taxonómicos genettianos desde el bagaje literario propio.
1)
Intertextualidad:
definida por Genette como la “relación de copresencia entre dos o más textos”;
así, en Noches tristes y día alegre,
de José Joaquín Fernández de Lizardi, persiste el texto del español José
Cadalso, Noches lúgubres. Ambos
mantienen una lógica romántica del amor y de la muerte; sin embargo, es
evidente que la obra del escritor mexicano refleje, en gran parte, el contexto
en el que fue creada (he ahí que, a diferencia de Noches lúgubres, el texto de Fernández de Lizardi mantenga una veta
moralina).
2)
Paratextualidad:
Genette define a ésta como la “relación menos explicita y más distante [que la
intertextualidad], en el orden textual. He ahí que dentro de este concepto se
encuentren los subtítulos, títulos, epígrafes, prólogos, notas, advertencias
que construyen, de otro modo, al texto; son, en cierto modo, “señales
accesorias, [sean] autógrafas o alógrafas, que procuran un entorno al texto”. La
gran mayoría de autores, en pos de la creación de contextos, recurren a los
epígrafes, pero también, obviamente, al título y al subtítulo. Recuerdo que
Valeria Luiselli, en el libro de ensayos Papeles
falsos, acude, en cada apartado, a subtítulos que demarcan el contenido del
ensayo. Por ejemplo: al hablar de la ciudad, vista desde una suerte de flaneur ciclista del siglo XXI, Luiselli
abre cada apartado del capítulo con subtítulos como “Cemento”, “Relingos” o
“Paraíso en obras”. Por otro lado, al inicio del libro, antes de hablar sobre
Joseph Brodsky, Luiselli recupera un par de versos de éste, colocándolos como
epígrafe del capítulo sobre el poeta (“Lo que al final queda de un hombre suma
sólo una parte. Un fragmento de su habla, Una parte de la oración”).
3)
Metatextualidad:
Genette la define como la “relación que une un texto con otro texto que habla
de él sin citarlo e incluso sin nombrarlo”. De esta calidad conceptual podríamos decir que son los ensayos de orden literario y académico. Paz, Reyes, Cuesta, Enzensberger, Barthes, Borges y un extenso etcétera de ensayistas que escriben ya sea sobre un tópico o un libro en el que se encuentre el tópico elegido.
4)
Architextualidad:
“percepción genérica de pura pertenencia taxonómica. Cuando no hay ninguna
mención –sigue Genette- puede deberse al rechazo de subrayar una evidencia o
para recusar o eludir cualquier clasificación.” Siguiendo a Genette podemos
afirmar, como él mismo lo hace, que este concepto es lo más parecido al que la
“literariedad” propone.; lo literario de la literatura, lo inherente. Sin embargo, y como el mismo Genette apunta, la
paulatina hibridación de textos –fundición genérica- vuelve trabajoso dicho concepto.
Genette afirma también que naturalmente este concepto no se cierra y que, en
pos de la puntualidad en la teoría, habrán propuestas como literatura innovadora.
En la literatura contemporánea es más fácil encontrar ejemplos que justifiquen
el concepto de Genette. Como ejemplo propongo Esto que ves es un rostro, novela de Lolita Bosch, y El cuerpo en que nací, de Guadalupe
Nettel, textos que fueron presentados por las autoras como novelas, pero que
evidentemente siguen una veta ensayística, que para nada pelea con la prosa
narrativa.
Revisado.
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